La victoria de Aníbal Cavaco Silva con el 50,59% de los votos en la primera vuelta de las presidenciales portugesas no constituye una gran sorpresa.
Ahora, el presidente, de centro-derecha, tendrá que cohabitar con el gobierno del socialista José Sócrates.
El gran perdedor de la jornada electoral ha sido el veterano político socialista Mario Soares que quedó en tercer lugar con el 14,34%.
Soares no sólo no ha podido con Silva sino que tampoco ha podido hacer frente a su compañero de partido, Manuel Alegre, candidato independiente que no contó con el apoyo de su partido y se queó en el 20,72% de los votos.
Cavaco es el cuarto presidente que llega al Palacio de Belem después de la revolucíon de los claveles de 1974. Le han precedido sólo tres figuras: el militar António Ramalho Eanes y los civiles Mario Soares y Jorge Sampaio, que concluye ahora su segundo mandato.
En un emotivo discurso de agradecimiento, Cavaco dijo que estará atento a las preocupaciones de los portugueses y de "todos los que eligieron este país para vivir" y "seré exigente en la vigilancia de la democracia para aquellos que tienen menos voz, porque el Estado no es un feudo de los que ganan si no una entidad al servicio de todos".
"Mi sueño es hacer un Portugal mejor" concluyó Cavaco Silva.
El jefe del Estado, comandante supremo de las Fuerzas Armadas, designa al primer ministro y puede disolver el Parlamento, pero sobre todo puede ejercer una influencia importante en los grandes debates de la sociedad.
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